Postura, biomecánica y disfunciones

Con mucha frecuencia escuchamos que tener una buena postura es fundamental para nuestra salud. Por supuesto, la mala postura suele estar relacionada con el desarrollo de malos hábitos y condiciones médicas crónicas, especialmente vinculadas al sistema musculoesquelético. Una buena postura genera una serie de beneficios que hacen más fácil y productivo el día a día.

Según la Asociación Estadounidense de Quiropráctica, “la postura es la posición en la que sostenemos nuestro cuerpo mientras estamos de pie, sentados o acostados”. Entonces, una postura correcta es el resultado de la alineación adecuada de las distintas partes del cuerpo (huesos, músculos, articulaciones, etc.) cuando se someten a la gravedad.

Sin ella, avanzaríamos en la vida, con un desarrollo muscular incorrecto, degeneración articular,

desequilibrio, entre otras afecciones médicas.

Mantener una buena postura nos ayuda a desarrollar la alineación correcta entre nuestros huesos y articulaciones, utilizando los músculos de la forma correcta y disminuyendo el desgaste anormal de las superficies articulares, que si no se previene o trata, puede conducir a artritis degenerativa y dolor articular.

También es necesaria una buena postura para reducir la tensión sometida a los ligamentos que

mantienen unidas las articulaciones de la columna, evitando desalineaciones y deformaciones estructurales. Cuando se desempeña correctamente, los músculos pueden trabajar de manera más eficiente, utilizando menos energía y previniendo su fatiga, lo que, al mismo tiempo, evita el uso excesivo de los músculos, las tensiones y el dolor.

Dicho esto, es importante que mantengas una buena postura durante todo el día. Puedes corregir tu postura cambiando los hábitos posturales incorrectos, entrenando una vez más tu conciencia y practicando todos los días mientras caminas, estás de pie, sentado y acostado. Al hacer esto, notarás una mejora asombrosa en la posición de tu cuerpo y en tu bienestar general.