
Tratamiento de rectificación de columna
Las rectificaciones de la columna —como la pérdida de curvatura cervical, dorsal o lumbar— son alteraciones comunes que se desarrollan lentamente a lo largo de los años debido a malos hábitos posturales, uso inadecuado del cuerpo, estrés biomecánico repetitivo, o traumas físicos como golpes, caídas o accidentes.
Origen biomecánico de la disfunción
El cuerpo humano está diseñado para funcionar en equilibrio. Las curvas naturales de la columna (lordosis cervical y lumbar, cifosis torácica) permiten absorber impactos, distribuir cargas y mantener la alineación del sistema musculoesquelético. Cuando estas curvas se rectifican, todo el sistema pierde eficiencia y aparecen tensiones anormales.
Las rectificaciones suelen comenzar por una alteración en la mecánica del movimiento. Por ejemplo:
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Una mala pisada o disfunción en los pies puede provocar compensaciones en caderas y columna.
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El sedentarismo, largas horas frente al escritorio o celular provocan adelantamiento de cabeza y rigidez torácica.
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Desbalances musculares entre grupos estabilizadores profundos (como multífidos, transverso del abdomen o músculos suboccipitales) y músculos superficiales generan tensiones crónicas.
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Un trauma físico (latigazo cervical, caídas, golpes) puede generar una pérdida inmediata de curvatura por espasmo protector muscular.
Evaluación integral de la columna y la biomecánica
El primer paso es una evaluación detallada:
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Postura general en estática y dinámica (caminar, agacharse, girar).
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Pruebas ortopédicas y neurológicas.
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Análisis de la marcha y del patrón respiratorio.
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Palpación vertebral para localizar restricciones de movimiento.
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Estudio de curvaturas con imágenes si es necesario (radiografías, resonancias).
Liberación de restricciones articulares y neurológicas
Con la información obtenida, el quiropráctico realiza ajustes específicos:
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Se libera la columna de bloqueos articulares mediante técnicas manuales de alta velocidad y baja amplitud (ajustes).
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Estos ajustes restablecen la movilidad del segmento afectado, reducen la tensión neurológica y permiten que el sistema nervioso central funcione sin interferencias.
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Se busca reactivar la información propioceptiva correcta para que el cerebro reciba señales claras de la posición corporal.
Reeducación del movimiento y corrección biomecánica
Aquí comienza el trabajo activo del paciente:
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Se aplican técnicas de estiramiento activo, movilizaciones conscientes y ejercicios de activación de músculos estabilizadores profundos.
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Se trabaja sobre el reentrenamiento de la marcha, la postura al estar de pie, sentado o en movimiento.
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Se corrigen los patrones de movimiento disfuncionales adquiridos a lo largo de los años.
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Se educa al paciente en cómo usar su cuerpo eficientemente, integrando estos cambios en su vida diaria (caminar, agacharse, levantarse, respirar).
Estabilización progresiva del sistema musculoesquelético
Una vez recuperada la movilidad y corregidos los patrones disfuncionales:
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Se avanza hacia el fortalecimiento controlado de la zona corregida.
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Se entrena la resistencia postural y el equilibrio general.
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Se previene la recaída con seguimiento y mantenimiento regular.
Prevención y mantenimiento a largo plazo
Para que la rectificación no reaparezca:
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Se establecen hábitos posturales y de movimiento saludables.
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Se pauta un seguimiento periódico con sesiones de mantenimiento quiropráctico y biomecánico.
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El paciente incorpora una rutina diaria de movilidad, respiración y corrección de la marcha que mantiene el cuerpo en eje.
Conclusión
El tratamiento quiropráctico y biomecánico no solo elimina la rectificación de la columna, sino que aborda la raíz del problema, reeducando al cuerpo para que no vuelva a repetir los mismos errores de movimiento. Al recuperar las curvas naturales, el cuerpo vuelve a funcionar como una unidad armónica, se elimina el dolor, se mejora la calidad de vida y se previene la degeneración futura.